Conceptualmente, un inventario forestal consiste en la recolección sistemática de datos sobre los recursos forestales de una zona determinada.
Permite la evaluación del estado actual y sienta las bases del análisis y la planificación, que constituyen el punto de partida de una gestión forestal
sostenible (FAO, 2017). A nivel metodológico, se basa en técnicas de muestreo ante la imposibilidad de realizar una medición de todo el bosque,
debido a limitaciones de recursos económicos y humanos. Consiste en medir o tomar datos de muestras de la población total, a través de parcelas
de dimensiones determinadas (McRoberts, Tompoo, & Czaplewski. 2009).
A una escala más amplia, un inventario forestal nacional (IFN) proporciona una visión integrada del estado de los bosques del país y puede incluir
una extensa gama de variables biofísicas y socioeconómicas, así como las tendencias de estos recursos (FAO, 2017). El principal aporte de la
información que se genera a través de IFN se enfoca en apoyar la planificación, diseño y aplicación de políticas y estrategias nacionales e
internacionales para la utilización sostenible y la conservación de los ecosistemas forestales. Además, ayuda a comprender las relaciones entre
los recursos forestales y los usuarios y beneficiarios del bosque (McRoberts, Tompoo, & Czaplewski, 2009).
De forma complementaria, en el contexto de las iniciativas multilaterales para concretar compensaciones por la reducción de emisiones derivadas
de la deforestación y la degradación de los bosques, y aumento de las reservas de carbono (REDD+), los inventarios forestales nacionales
proporcionan los datos que se requiere para la construcción de los niveles de referencia de emisiones de este sector.
En Guatemala se han realizado inventarios forestales; los primeros, enfocados en regiones específicas o especies de interés. En los años 70 se
realizó el inventario forestal del departamento de Petén, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO) y la Empresa Nacional de Fomento y Desarrollo Económico del Petén (FYDEP); fue continuado por el Instituto Nacional Forestal (INAFOR).
Posteriormente, en los años 90 se realizó un nuevo inventario forestal en Petén, por parte de la Secretaría General de Planificación y Programación
de la Presidencia de la República (SEGEPLAN). Décadas después, entre los años 2010 y 2011, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP)
con el apoyo del programa OIMT-CITES sobre especies arbóreas, realizó el Inventario de tres especies protegidas incluidas en el CITES: cedro
(Cedrela odorata), caoba (Swietenia macrophylla) y rosul (Dalbergia spp.) En el año 2014, nuevamente el CONAP y la Fundación Naturaleza para
la Vida, con el apoyo del programa de CITES sobre especies de árboles, realizan un inventario forestal dirigido a especies del género Dalbergia